 
															Los estanques se pueden clasificar según su propósito (ornamental, agrícola, piscícola, de almacenamiento), su construcción (de tierra, de concreto, con geomembrana), o su diseño (natural, de natación, mini estanque). La elección del tipo de estanque depende del espacio disponible, los recursos, el diseño deseado y las necesidades específicas, como la cría de peces, el cultivo de plantas o la recreación.
Combinan la función de una piscina con la de un estanque, permitiendo a las personas nadar.
Diseñados para crear un entorno estético, pueden incluir plantas acuáticas o peces como los koi.
Utilizados para la cría de peces, se adaptan a las necesidades de la acuicultura.
Se construyen utilizando diversas técnicas, como la excavación de terrenos y el uso de materiales como las geomembranas para impermeabilizar el fondo, evitando fugas y permitiendo la convivencia de flora y fauna acuática.
 
															Un reservorio de agua es una estructura, ya sea excavada en la tierra o un tanque elevado, diseñada para captar, almacenar y retener agua, principalmente de lluvia o escorrentía, para diversos usos. Su principal función es asegurar un suministro de agua durante épocas de escasez, siendo crucial para la agricultura, ganadería, el consumo humano y la prevención de incendios.
Sus formas no son simétricas, imitando las de los estanques naturales. Se pueden crear diferentes niveles de profundidad para plantas y vida acuática.
Se utilizan piedras de distintos tamaños, troncos, ramas y musgo para decorar los bordes y el fondo.
Los estanques más naturalizados, con un ecosistema equilibrado de plantas y peces, requieren menos cuidados intensivos.
Sirve como refugio y fuente de agua para aves, anfibios e insectos, contribuyendo a la biodiversidad del área.
